Pasaron casi 6 años hasta que Sacred 2: Fallen Angel recibió su secuela, pero el hecho de copiar las últimas tendencias del género e implementarlas de una manera poco convencional dio como resultado un juego sin nada destacable donde cualquier intento de ser fiel a la saga pasa desapercibido. Sacred 3 nos sitúa nuevamente en Ancaria donde no hay más dilemas con la energía T, sino que la existencia de un líder llamado Zane Ashen pone en peligro a todo el mundo ya que tiene como objetivo obtener el “Corazon de Ancaria” que supuestamente tiene la facultad de decidir el destino del mundo. Una vez asentada la historia (que claramente no es uno de los puntos fuertes) el juego nos presenta un grupo de 4 héroes que representan distintas facciones y tal como las entregas anteriores no podemos editarlos, además de que son gender-lock. Si bien la falta total de creación de personajes es algo que puede llegar a ahuyentar a un jugador de RPG, esta saga siempre se las ingenió para atraparte con el resto de su repertorio e inclusive apostar a su rejugabilidad con personajes desbloqueables una vez terminado el juego. Tomando como modelo la saga de Blizzard, Sacred 3 se reinventa Desde el comienzo esta secuela se presenta muy diferente ya que más allá del avance grafico desde el 2008 sus mecánicas cambiaron drásticamente, tal vez la manera más sencilla de resumir la toma de decisiones del developer seria (léase textual) “Sacred le vendió su alma al Diablo”. Tal como anticipe el juego es un calco de la saga de Blizzard a primera vista, comenzando con el aspecto jugable donde esta secuela se volvió más orientada al “Hack&Slash” permitiendo que el gamer sea participativo en combate y este sea menos librado al azar, lo cual es un punto a favor ya que en la entrega anterior nuestro personaje se caracterizaba por combatir en gran parte automáticamente a lo Final Fantasy XII. El nuevo mapa de Ancaria carece de contenido frente a su precuela open world Al querer reinventar la saga se abandonó la idea de mundo abierto para transformar Sacred 3 en un Dungeon-Crawler (con ausencias vitales) que incluye: misiones principales, sidequests y contenido bloqueado hasta que se lance una dlc. Uno esperaría más contenido y variedad al limitar el tamaño de las regiones, pero lamentablemente todo se queda a medio camino: desde misiones principales lineales, donde se repiten tareas como “gira esta rueda 6 veces” (esto sucede en todos los stages) hasta misiones secundarias que consisten solamente en sobrevivir 5 oleadas enemigas. Otro fuerte de la saga y emblema de todo RPG es el loot, que en este juego es casi inexistente, ya que solo podemos recolectar dinero, Weapon Spirits que brindan atributos a nuestras armas a cambio de una penalidad y orbes de HP/MP. De manera que la única forma de obtener armas/armadura especifica de nuestro personaje es subiendo de nivel o venciendo ciertos Bosses. Claro está que no hay ningún merchant/blacksmith como tampoco una ciudad o HUD principal, ya que no hay nada que vender y nuestras armas se mejoran de la misma manera que las obtenemos. Todos los skill/weapon trees presentan layouts muy básicos A la hora de analizar la progresión de nuestros héroes, tenemos un abanico generoso de habilidades cuya interfaz de usuario es muy pobre y roza lo impresentable para un juego de este calibre, ya que no estamos hablando de skill trees masivos como Final Fantasy sino de 4 skills para cada slot, las cuales carecen de al menos una preview y se presentan con una imagen sencilla. Cada habilidad puede ser mejorada con el dinero obtenido siguiendo un típico diagrama de árbol bastante escueto. Presentaciones de Bosses como estas son muy familiares Desde el punto de vista artístico el juego sigue siendo fiel a un RPG fantasioso con colores vivos manteniendo inclusive el humor característico de Sacred 2, que en esta secuela se mejora implementando un humor más adulto, como otro muy similar al visto en Borderlands. Gráficamente el juego trata de expresar todo esto sin lograr destacarse mucho con algunas texturas no tan cuidadas, inclusive mostrando un framerate inestable en regiones donde no deberia considerando lo que hay on screen (Xbox360). Es muy difícil pensar que Sacred 3 puede competir y destacarse en un mercado tan poblado por este estilo de RPGS, la diferencia que yace entre esta secuela y juegos como Diablo o bien otros sin tanto renombre como Path of Exile (MMORPG) es que los últimos tienen una identidad definida que los diferencia y los hace atractivos, mientras que este juego se ha desvirtuado tanto respecto de su antecesor que quedo peligrosamente cerca de ser catalogado como un RPG “genérico”.
