Luego de la buena imagen dejada el año pasado, Konami nos sigue dando buenos motivos para seguir confiando en ellos a pesar de ciertos puntos que vamos a ir explicando a lo largo de esta reseña. Al probar la demo lanzada en el mes de agosto, pensé que el juego iba a ser más de lo mismo pero la verdad es que no disfrutaba tanto de Pro Evolution Soccer desde la versión 6… Así que imagínense lo que he tenido que esperar, casi me emociono al escribir estas palabras… Mejor, voy a empezar a contar el porqué de tanto cimbronazo sentimental. Lo que destaca a esta entrega, es el pie firme de la compañía para seguir avanzando en la fisica y las mecánicas del juego. Los movimientos de los jugadores se sienten cada vez menos forzados, dejaron de ser tan notorias las animaciones en los movimientos para darle un aspecto real. Además, Konami definió como “Toque realista” y “Pases precisos” a dos de las grandes mejoras frente al trato del balón por parte de los jugadores. El desarrollo del partido ganó mayor fluidez gracias a estas modificaciones, manteniendo el sello “arcade” que destaca a la franquicia. Los arqueros cambiaron radicalmente, punto que siempre le he criticado año tras año. Se agregaron animaciones y la reacción frente a un mano a mano o un cabezazo es muy buena. Siguen habiendo muchas cosas por pulir, por dar un ejemplo sacar al portero del área grande para achicar un contraataque sigue bastante verde. Ahora, ante situaciones de roce entre jugadores y tiros que dan en los postes, el joystick vibra. Esto último recordando a los viejos FIFAs que tenían este agregado. Todo esto logra que los 90 minutos de partido sean vertiginosos, logrando momentos de tensión que se sentían perdidos. Los relatos siguen sin darle la ambientación final que cualquier juego de deporte necesita. Se sigue sintiendo distante lo que pasa dentro del campo de juego con lo que dice el relator. Creo que el juego desaprovecha totalmente tener entre sus distintos relatores la voz de Mariano Closs para captar usuarios, al menos en Argentina. Sumaron las actualizaciones semanales, algo que su “rival” tiene implementado hace años. Con esta función, todos los usuarios con conexión a internet van a poder utilizar a los distintos equipos con las plantillas más recientes. Ya no hará falta estar a la espera de la gran actualización de los pases del mercado europeo de invierno, debido a que estos que se verán incluidos. Si bien PES nos tiene acostumbrados la pobreza de licencias, este año se acrecentó aún más esta brecha con la gran ausencia de la liga española. Además, por causas que misteriosamente no sabemos, se suma la perdida de las licencias de torneos sudamericanos (Copa Libertadores/Copa Sudamericana/Recopa). Solamente se encuentran licenciadas de forma integra la Ligue 1 y Ligue 2 de Francia, la liga Eredivisie de Holanda y el Brasileirao (obviamente) de Brasil. Para contrarrestar estos inconvenientes, los nipones fueron negociando el licenciamiento directo de algunos equipos de las distintas ligas más reconocidas. El ejemplo más claro es el Barcelona, quien se llevó la portada de esta entrega y hace unas semanas atrás, anunciaron jugadores leyendas del club para el modo myClub. Otros equipos que han sido licenciados de la misma forma son el Atlético de Madrid, Arsenal de Inglaterra, Benfica, Sporting de Lisboa y, recientemente, se ha anunciado el Borussia Dortmund y el Liverpool. Podríamos llegar a decir que peor es nada, pero para los inconformistas que le genera convulsiones ver los nombres de los equipos con cualquier verdura o uniformes que no se parecen ni un poco a los originales, desde la versión anterior de PES tenemos la posibilidad de importar “kits” realizados por fans solamente en las consolas de Sony (PS3 y PS4) de una manera demasiado sencilla. En cuanto a los modos de juego, son exactamente los mismos. Encontramos algunas salvedades en el modo myClub y Liga Master, pero en líneas generales sigue similar a lo que ofrece PES 2016. Los partidos en línea funcionan de manera sólida aunque por momentos la búsqueda de contrincantes puede ser demasiado larga. El jugar con un amigo se siente casi como tenerlo sentado en el mismo sillón. Antes de tener comerte el garrón de jugar entre cortado, el juego detecta que hay problemas de conexión y suspende la partida. Por último, ha desaparecido el famoso cartel de «Estableciendo comunicación» algo que critiqué en el análisis de la entrega anterior tildándolo de tedioso. ¡Gracias Konami! Conclusión Disfruté pasar horas jugando Pro Evolution Soccer, de hecho, sigo disfrutando el online con amigos. La jugabilidad hace que este título pueda dar pelea en un mercado tan definido en los juegos de futbol. Si abandonaste la saga hace unos años y estas dispuesto a invertir nuevamente unos mangos, vas a estar satisfecho con la decisión.